Me gustaría pasarme la vida entera pintando, por sentir el olor, el frío y la textura entre mis manos, esa sensación que da el poder de ser creador, la sensación y satisfacción de pintar y que el público pueda conectarse con los colores y formas, con mi expresividad. Poder recibir halagos y también dolorosamente las críticas que ayudarán a crecer en experiencia.
Pintar es más que representar algo y antes que terminar una obra está el tiempo y el esfuerzo invertido, es el disfrute de un encuentro frente a frente con un lienzo en blanco que parece atemorizante como una bestia salvaje que se niega a ser domada; es poner los colores donde deben ir, con un pincel, espátula o con los dedos y sobre todo es poner alma y corazón en cada trazo. En mi obra se puede notar la influencia expresionista del maestro Rojas Angel, quien fue mi primer maestro cuando llegué a ésta ciudad y con quien hemos participado en varias exposiciones dentro y fuera del país, a él mi gratitud y mi aprecio.