Cada día de nuestra vida escribimos la historia, cada lienzo es un hijo amado que ha nacido al mundo para ser apreciado y también despreciado en el peor de los casos. Se conoce a la mayoría de sus compradores y se crean lazos de amistad, como sucede con muchos hasta el presente; sin embargo algunos se han perdido en el tiempo y con ellos las obras, de las que no se tiene un registro fotográfico siquiera, solamente el recuerdo melancólico de sus formas y colores. Los paisajes, los bodegones, retratos y cuadros religiosos han dado paso
Algunos han sido creados por encargo y otros a voluntad del pintor, y desde el momento del preparar el lienzo, inicia una vida de una obra y con ella su historia que no sabemos cómo terminará, solamente mientras esté a nuestra merced y espere la venida de un cliente para ser mostrada con la ilusión de ser vendida.
Algunas viajan mucho y otras se quedarán cerca, he aquí la historia de algunos de mis trabajos.